El adiós a un gran personaje
“Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como
estés muerto y corrompido, escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas
de escribirse”. Benjamín Franklin.
Hay quienes por sus dones y sus acciones serán recordados en la posteridad.
Manta despide a un gran personaje que vivió con la satisfacción del deber cumplido. Don Carlos Polit Ortíz, murió a los 104 años de edad la madrugada del
sábado 2 de agosto.
Tuve la satisfacción de entrevistarlo a sus 97 años. Nos recibió en su
domicilio, con su característica amabilidad, buen humor y mente lucida nos
contó varios aspectos sobresalientes de su vida.
Sin duda alguna uno de los momentos que más marcaron la vida de este
personaje fue ser nombrado presidente de la Cámara de Comercio de Manta por
varias ocasiones, hasta llegar a ser designado, por sus nobles atributos, como
presidente de honor vitalicio de la misma, entidad en la que participó de forma
activa en cada una de sus actividades. Fue además designado Primer Presidente de
Autoridad Portuaria de Manta, desde donde contribuyó a la proyección del puerto.
Este connotado manabita disfrutaba del ejercicio y las caminatas en la
playa, así lo hizo hasta los 93 años, lo que sin duda alguna contribuyó a
cumplir más de una centuria de buena salud, hoy descansa en paz, pero su
recuerdo sin duda alguna permanecerá por siempre.
Datos biográficos
Nació en Chone, el 2 de mayo de 1910 en el hogar formado por Juan Pólit y
de Doña Rosalía Ortiz. Su padre fue productor de cacao de fino de aroma. Fue
contador brillante y emprendió negocios de comercio, sin descuidar a su entorno
familiar, siendo representante de importantes firmas nacionales como Juan
Marcet, Seguros Norwich, pinturas Valdura, afincándose en Manta. Casado con la
señora Lía Delgado de Pólit, con quien procrea a Carlos Eduardo, Rosalía,
Leonardo, Beatriz, Elena y Mercedes.
Su
reconocida trayectoria le hizo merecedor de varios reconocimientos del Municipio
de Manta, Cámara de Comercio, Congreso
Nacional y de otras entidades públicas y privadas del país. Destaca la
condecoración San Silvestre, que le dio la Santa Sede a través del Nuncio
Apostólico en Ecuador.
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